por Walter Vargas
Único en haber ganado la totalidad de los puntos que jugó y único grande tradicional que celebró en la cuarta fecha, Boca se consolidó como la medida más alta de una Superliga otra vez cordial para los visitantes y asimismo fecunda para Banfield y Patronato.
Por cierto, Banfield merece con creces el subrayado más elogioso del domingo, toda vez que se plantó en el Gigante de Arroyito y después de 63 años venció a Rosario Central en su casa.
El 2 de mayo de 1954 había sido por 4-2 y ayer fue por un lujoso 4-0 que hicieron posible Darío Cvitanich por duplicado, Pablo Mouche y Mauro Sperdutti y acomodaron al Taladro en el tercer escalón.
En el team goleado, que hace nueve fechas que no suma tres porotos juntos, quedó al borde del nocaut el entrenador Paolo Montero, quien deslizó la posibilidad de dar un paso al costado. Se sobreentiende que apostará todas las fichas de su continuidad a un providencial golpe en la Copa Argentina, el miércoles próximo contra Boca.
Fuera del insospechado resultado consumado en Rosario, entre otras páginas relevantes el domingo entregó dos empates que supieron descafeinados para los candidatos y muy valiosos para los presuntos convidados de piedra: el de River con Argentinos Juniors y el de Racing con San Martín de San Juan.
Desentendido de la obligación, la vibración y la emoción de su remontada copera, River fue de más a menos y ni siquiera se sintió demasiado estimulado por el penal con que fue favorecido por el árbitro Diego Abal y que Pity Martínez cambió por gol.
Aplauso, medalla y beso al juvenil Argentinos que orienta Alfredo Berti: se sobrepuso a una jugarreta del destino, estampó un lúcido empate emanado de tres estocadas geométricas y de haberse animado un poco más acaso se hubiera llevado el pozo acumulado.
Racing también sufrió los claroscuros de la siempre deseada y a la vez incómoda alternancia de una copa internacional y el campeonato local, puesto que así como el 0-0 con Corinthians había tenido sabor a gloria, su falta de fluidez y de luces para vulnerar la férrea defensa de los sanjuaninos lo dejó amurado a otro 0-0, pero esta vez con tinte de decepción.
Colón superó sin atenuantes a Defensa y Justicia y se entreveró en el pelotón de arriba (ojo, el Sabalero es uno de los cuatro invictos que quedan), al tiempo que los de Florencio Varela sufrieron la desdicha añadida de la renuncia de Nelson Vivas por causas que todavía no se han establecido.
Primera victoria de Gimnasia y Esgrima La Plata al mando del joven DT rosarino Marcelo Soso, en Bahía Blanca, versus Olimpo y gracias a una antigualla, un gol olímpico firmado por la zurda de Brahian Alemán, uruguayo para más datos.
Lo mejor de la quinta fecha, y por una apreciable diferencia, lo había producido Boca en el José Amalfitani contra los atribulados pibes de Vélez.
El 4-0 confirmó un comienzo de Superliga pintado al óleo (cuatro triunfos en cuatro partidos, con 12 goles a favor y uno en contra), honró la visita del seleccionador Jorge Sampaoli y agregó lustre a las luminosas estadísticas de Darío Benedetto con la camiseta de Boca: 31 pepas en 36 partidos.
(Boca, el Boca de estos días, insinúa rozar las fronteras del equipo invencible o, como equipos invencibles no hay, que por lo menos transmiten esa sensación).
Independiente, por su parte, de área a área no jugó mal contra Godoy Cruz, pero al cabo sufrió los perjuicios de su cambio de vientos y de sensación térmica: ha perdido tres de sus últimos cuatro juegos, dos por el campeonato local y otro por la Copa Argentina, de modo que está obligado a aferrarse al robusto consuelo de estar en cuartos de final de la Copa Sudamericana.
Entre los ocupantes del casillero de flecha hacia arriba destaca con claridad El Patrón de Paraná, Patronato, que gracias a que se impuso a Atlético Tucumán alcanzó los 9 puntos y comparte el tercer lugar con Banfield.
También celebraron Temperley a merced de Arsenal y Talleres tras vencer a Chacarita, ambos en casa ajena, aunque en el caso de los derrotados con mayor inquietud para los de Sarandí, que no han sacado ni un solo punto y tienen a Humberto Grondona al borde del ataque de nervios.
Belgrano-Tigre en Córdoba y Huracán-Unión en Parque Patricios repartieron puntos, arcos tranquilos y aburrimiento.
Télam.